Investigador venezolano: “Si no estamos descolonizando, estamos recolonizando”

Autor: tomedes

  • Investigador venezolano: “Si no estamos descolonizando, estamos recolonizando”

    Investigador venezolano: “Si no estamos descolonizando, estamos recolonizando”

    Caracas, 12 de noviembre de 2025.- “Siempre, históricamente, hemos sido un pueblo de comunidad: hemos tejido en común nuestras historias, construyendo juntos la memoria que nos sostiene”. Así lo aseguró el investigador venezolano Erick Gutiérrez, durante su participación en el programa “En clave comunal”.

    El comunero señaló que la modernidad ha impuesto la noción de que somos individuos aislados, “que nos hacemos, a nosotros mismos, separados del resto, sin vínculo alguno con nuestros semejantes ni con el entorno. Pero eso no es verdad. Basta con mirar la historia —o las historias— de nuestros pueblos originarios: siempre comunitarios; todo en común”.

    Sostuvo que, aunque la educación colonial intentó borrar esa memoria, la comunalidad persiste como fortaleza ética, espiritual y política. “Todavía pervive, todavía resiste, todavía surge esa comunalidad”, afirmó Gutiérrez, destacando que ha sido clave para enfrentar las agresiones imperialistas, las medidas coercitivas y fenómenos como la migración inducida.

    Gutiérrez aseguró que hoy las comunidades han podido superar adversidades apelando a ese componente comunal que las constituye históricamente.

    Comunidad y sociedad

    El investigador Erick Gutiérrez explicó que la diferencia entre comunidad y sociedad ha sido abordada desde la teoría euro-oceánica, particularmente por Max Weber en Economía y sociedad.

    “Uno lee ese libro y descubre que, entre las cosas que plantea, se señala una diferencia entre comunidad y sociedad. En la comunidad todo el mundo se conoce; en la sociedad, en cambio, todo el mundo es anónimo. En la comunidad los lazos son muy fuertes y el control colectivo también es intenso, según él. En la sociedad predominan otros lazos, y por eso la premisa allí es la libertad, la libertad individual. Pero en todo lo que estoy describiendo, que corresponde a la visión euro‑oceánica, el individuo aparece constituido, incluso en su propia autoimagen, aislado del entorno, separado de sus semejantes, como si fuera una partícula ajena a lo demás: sin lazos, sin entramados, sin raíces, sin vínculos”, argumentó.

    Dijo que la expresión más apropiada de la lógica individualista, se encuentra en la célebre frase atribuida a Thomas Hobbes: “‘El hombre es un lobo para el hombre’. Es decir: las personas que tenemos al lado no son semejantes, sino potenciales adversarios, enemigos o rivales, lo que crea un clima de desconfianza”.

    En contraste, Erick Gutiérrez enfatizó que en la comunidad no existe esa lógica de rivalidad.

    Comunidad, cuerpo y madre tierra

    Erick Gutiérrez, coordinador de la Especialidad de Derecho Indígena del Instituto de Investigación y Postgrado de la Escuela de la Magistratura en Venezuela, reiteró que el colonialismo y, en particular, el neocolonialismo educativo han impuesto una visión que separa al individuo de su entorno.

    Expresó que esa epistemología de la modernidad eurocéntrica nos hace percibir la naturaleza no humana como algo ajeno y comienza, incluso, con la separación del propio cuerpo. “No es que tenemos un cuerpo: somos un cuerpo”, resaltó.

    Explicó que esa desconexión con la madre tierra nos lleva a ignorar las señales que ella nos da de que algo está mal, avisos que se manifiestan en la crisis ambiental global. Expuso que esta crisis no solo se manifiesta en fenómenos apreciables como el aumento del nivel del mar, sino también en procesos menos perceptibles, como la desaparición de microorganismos en el suelo que alimentan a plantas y árboles.

    El comunero caraqueño observó que quienes sí perciben estas señales son las poblaciones originarias, campesinas, pesqueras e indígenas. “Las poblaciones originarias están viendo cómo muchas especies desaparecen, y con esa desaparición surge un riesgo de seguridad alimentaria que no estamos percibiendo. Es un ejemplo que nos afecta —o puede afectarnos— directamente. En general, el planeta nos habla cada día de lo que sucede, pero no lo escuchamos. Cuando digo “nosotros”, me refiero a la gente de las ciudades, porque en el mundo campesino, pesquero e indígena sí ven esas señales, sí se dan cuenta; nos alertan de ello. Sin embargo, nosotros no los escuchamos atrapados en esa ceguera aprendida, porque es, en efecto, una ceguera aprendida”, manifestó.

    La comuna como forma de relación humana

    Para Erick Gutiérrez, la importancia de la comuna en Venezuela se evidencia en diversas experiencias de resistencia. Expone su participación en la Comuna Los Flores en Revolución y cómo, durante el bloqueo eléctrico impuesto por el imperio, la respuesta comunal permitió superar una situación crítica.

    “Lo primero que hicimos —hablo de Caracas— en común fue mirar al cielo. Eso tiene su importancia: había personas que nunca habían visto la Vía Láctea. Uno alza la mirada y ese blanco que se extiende allá arriba, ¿qué es? Pues es el centro de la galaxia, es la Vía Láctea. Pero nunca la habías visto porque nunca se había ido la luz de esta manera, y la gran luminosidad de la ciudad te lo ha impedido desde que naciste”, ilustró.

    Comentó que la adversidad también dio lugar a la solidaridad práctica. “Empezamos a comunicarnos entre nosotros. Pongo un ejemplo: tengo a la vecina y le digo: ‘Oye, yo no te conocía, ¿de dónde eres tú?’. Me responde: ‘No, tengo aquí cuatro años’. Así comenzamos a comunicarnos de verdad. No había celular, ni televisión, ni teléfono: nada. Nos comunicamos verdaderamente. ¿Qué otra cosa hicimos? Bueno, con un mueble roto dijimos: vamos a hacer un sancocho colectivo. Alguien tenía una olla grande, yo tenía unas piezas, tú tenías otras. Hicimos un sancocho colectivo”, contó.

    Para Erick Gutiérrez, estas experiencias no solo permitieron enfrentar la agresión, sino que reafirmó la comuna como forma de relación humana y como instancia política de resistencia.

    Descolonización

    De acuerdo con el comunero caraqueño Erick Gutiérrez, la comuna se nutre de la memoria de los pueblos originarios. Esa fuerza, afirmó, se expresa en la posibilidad de recrearse frente a la adversidad, una práctica que los pueblos han sostenido durante más de cinco siglos. “Tenemos más de 500 años haciéndolo y todavía nos falta”, señaló.

    Relató que siempre le preguntan si es posible descolonizar la realidad en apenas 25 años de proceso revolucionario, Gutiérrez responde que esta tarea está en marcha. Reconoció que revertir un proceso de 533 años no es sencillo, pero insiste en que “no se puede dilatar más tiempo”.

    Para descolonizarlos, dijo que “primero tenemos que tener claro que si no estamos descolonizando, estamos recolonizando”.

    El investigador insistió en que el proceso requiere desaprender gran parte de lo aprendido, pues la identidad moderna fue impuesta y está en tensión, en contradicción. “Nosotros no tenemos radicalmente esa identidad. Porque cuando se habla de pueblos originarios, lo que yo soy es un nosotros. Venimos de un ‘nosotros’. Lo que yo soy no tiene sentido, sino en el ‘nosotros’. Para Carlos Lenkersdorf, eso es lo nosótrico: una identidad que solo adquiere sentido en lo colectivo, en lo comunal. Recuperar esa raíz implica reaprender. Implica reaprender a pensar incluso de otro modo, a concebir las relaciones de otro modo”, reflexionó.

    Erick Gutiérrez recordó su propia raíz indodescendiente y la enseñanza de su madre campesina, que le inculcó el amor por los animales y las plantas. “A lo mejor alguien dirá: ¿Y cómo se relaciona eso con una persona que vive en la ciudad? Yo, que también fui profesor en la Bolivariana en Gestión Ambiental de Proyectos, caminaba con mis cursantes —con las chicas y los chicos que me acompañaban en el trabajo— y dijimos: ‘Mira esa mujer que tiene en su casa una maceta. No tiene nada más que un balconcito, y allí pone sus plantitas’. Ella no ha perdido la conexión con la naturaleza [no humana]: guarda una melancolía, una nostalgia”, contó.

    En su relato, agregó que “las personas que siempre tienen un animalito —un perrito, un pajarito, o incluso un gallo en su casa— están volviendo a sus raíces, aunque no lo sepan, porque dicen: ‘Yo no puedo desprenderme de eso’. El caso más dramático son las plantas de plástico, pero al menos hay una planta que me reconecta, aunque sea en mi memoria, en una memoria genealógica”, dijo.

    El comunero caraqueño invitó a reconectarnos con la naturaleza humana y no humana. “Volver a las raíces, a la fuente. Volver a lo que siempre hemos sido y que la modernidad nos ha negado”, recalcó.

    Asumir la contradicción y construir en común

    En conversa con la periodista Nerliny Carucí, el investigador Erick Gutiérrez precisó que descolonizarse en la práctica requiere enfrentar las contradicciones sin miedo ni rechazo. “Somos intrínsecamente dialécticos, contradictorios, convivimos con esa contradicción”, resaltó.

    Afirmó que el sentido está en retomar un camino común, pues la liberación no puede hacerse de manera individual. “Eso ya lo decía Simón Rodríguez, ayudarnos a empezar a hacer esa liberación en común, en colectivo, en comuna, y empezar a pensar también en común”, acentúo.

    Gutiérrez criticó la imposición occidental del “yo” como centro, asociado a la arrogancia y la soberbia. “En el mundo indígena —y también en el campesino y pesquero— la persona más sabia es la más humilde, la que más se entrega a los demás y la que más aprende de ellos. Entonces, ¿cuál es el primer paso? Verme reflejado en la persona que tengo cerca, no verla como adversaria, sino como alguien de quien puedo aprender y a quien también tengo algo que aportar”, afirmó.

    Declaró que el proceso de verse en el otro implica entrelazarse, entreayudarse y buscar soluciones colectivas, abandonando actitudes egoístas e individualistas. “La solución nace de un proceso colectivo donde muchos y muchas pensamos, sentimos, y de ahí emergen las soluciones”, afirma.

    Advirtió que el imperialismo se vale de la ambición y la corrupción para socavar pueblos y gobiernos. “Hay que abandonar actitudes arrogantes, egoístas, individualistas. Empezar a construir juntos otra realidad, incluyendo la realidad de lo que yo soy, de lo que somos”, dijo.

    Los desafíos de la Comuna frente al capital

    Sobre los desafíos de la Comuna venezolana frente a los nuevos mecanismos del capital, Erick Gutiérrez explicó que estos apuntan a una guerra cultural de múltiples dimensiones: intelectual, cognitiva y académica. “Para mí, leer ahorita es un acto subversivo, un acto antisistémico. Porque [el capital] justamente está buscando que uno no lea, que uno no piense. No quiere que el ser humano piense”, reafirmó.

    Recordó la pandemia del covid en la cual se profundizó el aislamiento individualista, encerrando a las personas en pantallas y teléfonos. “Lo primero que debemos hacer es soltar la pantalla para comunicarnos de verdad, volver a la oralidad, a la comunicación auténtica. Debemos volver a ver la realidad. Volver a conectarnos con los que somos, conectarnos con los otros”, exhortó.

    Gutiérrez manifestó que no es un proceso fácil. “Pero tenemos otra alternativa: volver a los orígenes, volver a las raíces. Y repito, se trata de aprender a desaprender gran parte de lo aprendido. Recuperar esas técnicas de cultivo de nuestros ancestros. Esa relación de cuidado hacia la madre tierra, quien nos cobija a todos. ¡Este planeta no le pertenece a las élites del capital!”, puntualizó.

    Finalmente, reivindicó una vez más lo indígena y lo ancestral como apuesta de futuro: “Son los que están enseñando hacia dónde debemos ir, hacia dónde debemos retornar. Por eso son tan peligrosos para el gran capital. Venezuela es una amenaza inusual y extraordinaria porque camina su propio camino: su horizonte es lo comunal”.

  • Venezuela y Argentina realizan encuentro sobre autogestión y producción alimentaria comunitaria

    Venezuela y Argentina realizan encuentro sobre autogestión y producción alimentaria comunitaria

    Caracas, 7 de noviembre de 2025.- En el marco de la Primera Semana Latinoamericana y Caribeña de Economía Social y Solidaria, que se celebra del 3 al 7 de noviembre, este viernes tuvo lugar el encuentro virtual “Experiencias locales de abastecimiento alimentario y organización comunitaria en Argentina y Venezuela”.

    La actividad fue convocada por el Grupo de Trabajo Municipios de la RUESS (Red Universitaria de Economía Social y Solidaria) junto con la Red de Municipios Cooperativos/Cooperar de Argentina, y forma parte de un diálogo entre organizaciones comunales venezolanas y municipios cooperativos argentinos, centrado en dos ejes claves: el abastecimiento alimentario desde lo local y la participación comunitaria como base de una democracia sustantiva.

    Durante el intercambio de experiencias, Hernán Vargas, vicerrector para la Economía Comunal de la Universidad Nacional de las Comunas (Unacom), destacó el papel central que han tenido los Consejos Comunales en Venezuela desde su creación en 2006 como espacios de articulación territorial.

    Con respecto a lo anterior, recordó que este proceso tiene antecedentes en la organización popular impulsada por la Constitución de Venezuela de 1999, que reconoció derechos fundamentales como el acceso al agua, la tierra, la educación y la salud, y promovió la conformación de comités comunitarios para garantizar su cumplimiento.

    El Vicerrector venezolano explicó que actualmente existen cerca de 40.000 Consejos Comunales en el país, cada uno conformado por vecinos organizados en más de 30 comités temáticos.

    Vargas expuso que, a partir de 2008, se comenzó a promover la figura de la Comuna como instancia superior de agregación, concebida no solo para gestionar proyectos, sino para ejercer el autogobierno territorial. Este modelo se consolidó con la aprobación de la Ley Orgánica de las Comunas y hoy cuenta con 5.336 Comunas activas, que abarcan la mayor parte del territorio nacional.

    Juan Schwartzman, de la Cooperativa de Trabajo Agropecuario y Agroecológica Chacra Rizoma de El Bolsón, provincia de Río Negro de Argentina, presentó una experiencia autogestiva de producción agroecológica orientada al abastecimiento local y comarcal.

    Schwartzman comentó que el colectivo se encarga de todo el proceso, desde la siembra hasta la comercialización directa en ferias, sin tercerizar ninguna etapa. Esta decisión fortalece la autonomía del grupo y permite sostener una cadena productiva amplia, con más de 70 variedades hortícolas y frutales, destinadas a comunidades de El Bolsón, Bariloche y Villa La Angostura, en Argentina.

    Mayrelis Escalona, vocera de la Comuna Estrella del Futuro y parte de la Mesa de Planificación del Circuito Económico Comunal Vida Café, en el estado Lara, Venezuela, relató que este circuito impulsa un modelo de economía comunal con propiedad directa, que incluye empresas de vialidad y procesamiento de café, y promueve prácticas colectivas.

    La comunera venezolana subrayó que la planificación participativa, las alianzas solidarias y la autogestión de recursos son pilares de esta experiencia que articula economía, territorio y poder comunal.

    La argentina Dámaris Pacchiotti, coordinadora del proyecto Empresa Pública de Alimentos Ciudad Futura, habló sobre este proyecto como una política pública de gestión social impulsada desde la comunidad organizada.

    Pacchiotti explicó que esta iniciativa, surgida en plena pandemia en 2020, articula cooperativas, organizaciones sociales e instituciones para garantizar el derecho humano a la alimentación desde las ciudades, concibiendo el alimento como un bien comunitario y no como una mercancía.

    Para escuchar todas las intervenciones, ingresa en este enlace:
    https://www.youtube.com/live/raXoUDZ3BWU.

  • “Vivir en comuna exige recuperar una cualidad esencial del pensamiento rodrigueano: el sentir”

    “Vivir en comuna exige recuperar una cualidad esencial del pensamiento rodrigueano: el sentir”

    Caracas, 4 de noviembre de 2025.- “Cuando se cultiva pensamiento propio, surge una mirada profunda —una que va más allá del árbol, como suele decirse—; una mirada capaz de ver el bosque y de adentrarse en las profundidades de las realidades, particularmente las de la humanidad”. Así lo expresó el investigador Néstor Hugo Angulo al referirse al pensamiento robinsoniano.

    Durante su participación en el programa “En clave comunal”, Angulo reivindicó la vigencia del legado de Simón Rodríguez como clave para profundizar el proyecto liberador que encarna la Comuna venezolana.

    Para el educador popular, Simón Rodríguez fue un pensador contracorriente, dotado desde joven de dos cualidades esenciales: una aguda capacidad de observación y un espíritu rebelde. Según Angulo, esa combinación le permitió desarrollar una originalidad radical, sostenida por una formación permanente y un compromiso con el pensamiento propio. “Fue un observador y cuestionador de aparatos educativos excluyentes, que no estaban conectados con las nuevas realidades”, señaló.

    Angulo comentó que, para Simón Rodríguez, la educación era una herramienta fundamental para emprender lo que llamaba “empresas”, es decir: proyectos de transformación colectiva. En ese sentido, su vínculo con Simón Bolívar no fue solo afectivo (como docente y amigo), sino político: “La mayor empresa que, sin duda alguna, ha realizado hombre en el mundo la hizo Simón Bolívar: dar la libertad a medio continente americano. Entonces, yo creo que la educación y la libertad son las herramientas para construir una nueva sociedad”, afirmó Angulo.

    Claves robinsonianas para el autogobierno

    De acuerdo con Néstor Hugo Angulo, cofundador del Centro de Estudios, Aprendizajes e Investigaciones Comunales Kléber Ramírez, ubicado en el estado Mérida, uno de los aportes más significativos de Simón Rodríguez fue su defensa de una educación popular, en contraposición al modelo eurocéntrico dominante en su época. “Simón Rodríguez decía que todo se escuchaba en Europa, menos de una educación social, de una educación popular”, recordó Angulo.

    Dentro de esta perspectiva, Angulo evocó una afirmación del comandante Chávez: “El primer poder que tiene el pueblo es el conocimiento liberador. Esa herramienta, sin duda alguna, le permite al individuo —y sobre todo al sujeto colectivo— poder, producto del diálogo, de tejer la palabra, de llevar a consenso, de construir propuestas, de construir ideas… lo puede llevar a actuar. Él también decía que había que sentir: sentir para actuar”.

    En cuanto a las relaciones humanas y la economía, el investigador apuntó a una frase escrita por Rodríguez en Sociedades americanas: “Fundar una economía social de todos para el beneficio de todos”.

    Esta propuesta, afirmó, anticipa las búsquedas actuales de autogestión. “Hoy en día las comunas, los consejos comunales, los circuitos comunales andan en la búsqueda de la autogestión y de la autonomía, que son más que dos conceptos, son dos categorías que tenemos que profundizarlas, consolidarlas para dar el salto cualitativo a lo que pudiéramos llamar autogobierno”, dijo.

    Angulo distinguió entre la gestión de recursos puntuales —como los asignados en consultas populares— y la construcción de una economía comunal territorializada. “Una cosa es lo que estamos viviendo en este momento: el llamado a las consultas populares, donde el Estado aporta unos recursos para resolver un problema material de una escuela, de una avenida, un asfaltado, en fin, de alguna necesidad concreta que se tenga en el territorio. Pero construir una economía social en el territorio es otra cualidad. En este caso, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 184, plantea que el Estado crea mecanismos para la transferencia y descentralización de bienes, servicios y competencias públicas hacia las comunidades. Bueno, yo creo que hay una gran mora en el proceso revolucionario —pero ya hace cerca de 150, 160 años, Simón Rodríguez las asomaba”, expuso.

    Angulo evocó una de las esencias más potentes del pensamiento robinsoniano: “Yo lo que quiero es que aprendan a gobernarse”.

    En tal sentido, apuntaló que esto es “clave, porque, a medida que los comuneros y las comuneras se apropien del conocimiento del territorio —de sus necesidades, pero también de sus potencialidades, y sobre todo de esa nueva lógica de economía que hay que construir en los territorios, a través de la empresa de propiedad social y de la transferencia de competencias públicas a las comunidades—, sin duda alguna, las comunidades van a tener los recursos no solamente para resolver una materialidad, sino también para instituir un nuevo modelo de sociedad y de Estado”, precisó.

    Toparquía

    Para Néstor Hugo Angulo, el concepto de toparquía —formulado por Simón Rodríguez en 1847— representa una clave fundamental para pensar la construcción de comunes en Venezuela como proyecto político. “Cuando él planteaba la toparquía, planteaba el gobierno del lugar o el poder de la gente en cada comunidad para resolver sus problemas, basándose en sus potencialidades, que de una u otra manera tiene cada territorio”, expuso.

    Expresó que esta noción adelanta, con más de siglo y medio de distancia, el impulso comunal promovido por el comandante Chávez. “En 2007, Chávez comienza a hablar de comuna, y en 2009 le da mayor profundidad teórica, ideológica y organizativa”, recordó Angulo.

    Palabra tejida

    El educador popular Néstor Hugo Angulo señaló que Simón Rodríguez exponía que el conocimiento no solamente era intelectual, sino también manual. “El hombre tiene la posibilidad no solamente de cultivar la mente, el espíritu, sino también cultivar la mano; de ser hacedor, de ser constructor. Desde la agricultura hasta la herrería y la carpintería, el saber práctico vinculado con la capacidad de transformar el territorio”, profundizó.

    Apuntó que conocer las potencialidades del territorio y contar con saberes técnico-científicos para producir alimentos permite construir una nueva lógica de relación social y política. “Eso puede dar, basamento para comenzar a construir otra lógica de relación social y, sobre todo, relación política”, enfatizó.

    Angulo subrayó, además, la necesidad de crear una nueva cultura de la asamblea, donde la palabra sea tejida con propuestas, ideas y planes de transformación. “Nosotros somos una sociedad que nos enseñaron es a votar. Nuestras culturas ancestrales planteaban el consenso, consensuar. Entonces, “¿cuál es la propuesta que va en beneficio común, en beneficio de la comunidad?”, preguntó.

    Estos planteamientos, afirmó, deben ser llevados a los espacios comunales no como copia ni imitación, sino como creación. “Como algo que de una u otra manera está demandando esta humanidad”, declaró.

    Sentir el territorio

    Frente a las mutaciones del sistema moderno/capitalista, el comunero Néstor Hugo Angulo propuso recuperar una cualidad esencial del pensamiento robinsoniano: el sentir. “El sentir es quien camina el territorio, el que observa dentro del territorio, el que se comienza a cuestionar dentro de lo que está sucediendo en ese territorio. Lo que algún teórico llamó topofilia, que es ese amor que sentimos nosotros por el territorio”, explicó Angulo.

    Para Angulo, esta enseñanza del maestro Simón Rodríguez sigue vigente. Comentó que hay otros compañeros que han escrito teóricamente lo que llaman topología. “El territorio también enseña. Cuando una persona vive en un espacio territorial, en una comunidad, en un barrio; en fin: en el llano, en la montaña, en la selva, comienza a recorrer, a conocer. Bueno, ese aprendizaje lo marca y comienza milimétricamente a conocer su territorio”, alegó.

    Vida en común

    “Los hombres no están en sociedad para decirse que tienen necesidades y para aconsejarse que busquen cómo remediarlas, ni para exhortarse a tener paciencia, sino para consultarse sobre los medios de satisfacer su deseo, porque no satisfacerlos es padecer” (Simón Rodríguez, en Sociedades americanas).

    Para el investigador Néstor Hugo Angulo, esta reflexión constituye la génesis del proceso constituyente: la consulta, el diálogo, la interacción entre compañeros y compañeras para transformar las realidades vividas.

    “Trayendo esto a nuestros tiempos, a nuestros espacios territoriales y a las comunas, es una oportunidad que tienen todos los comuneros y todas las comuneras —llámense consejos comunales, comunas, circuitos comunales— de generar espacios de asamblea, donde el primer instrumento sea la palabra y el bienestar común. De modo que esa realidad que tenemos —con los aportes, con las miradas, con el sentir, con la inteligencia, con los saberes, con las experiencias y, sobre todo, con los valores más humanos, como la solidaridad—, sin duda alguna, vamos a conseguir no una receta, pero sí, como nos dijo Simón Rodríguez, el sendero que nuestro maestro nos señaló”, apuntó.

    Dijo que construir ese sendero implica asumir la comuna como forma de vida, como lo propuso el comandante Chávez: “Comuna socialista comunal, que es una nueva lógica de relaciones sociales, de relaciones políticas, de relaciones culturales y sobre todo de relaciones económicas. Por eso, a pesar de las dificultades, debilidades y omisiones que podamos tener, en Venezuela se está intentando crear otro espacio para la vida”, aseguró.

    Transformar

    En la fase actual del proceso revolucionario, Néstor Hugo Angulo advirtió sobre una de las alertas más profundas del pensamiento de Simón Rodríguez: “Los pueblos también pueden engañarse”.

    Angulo citó al también maestro Carlos Matos, quien distinguía entre administrar y transformar. “Él dijo lo siguiente: una cosa es administrar y otra cosa es transformar. Muchos compañeros nuestros que llegan a la alcaldía, que llegan a las gobernaciones, por lo general administran, pero no transforman. Por otro lado, el comandante Chávez es un ejemplo de lo que es la transformación: creó misiones, universidades, estrategias y planes de desarrollo con una visión de totalidad que abarcaba lo social, lo político, lo económico, lo territorial, lo cultural, la ciencia, la tecnología y el ambiente”, recordó.

    El investigador acentuó que ese horizonte se sintetiza en la propuesta del Estado comunal socialista, que Chávez consideraba vital. “Le dijo a nuestro presidente Nicolás Maduro que cuidara a la comuna con la vida misma”, evocó.

    Aseveró que la gran tarea la tiene el pueblo. “Solo el pueblo salva el pueblo. Y el pueblo tiene que tener autonomía, tiene que tener procesos de formación, consolidar la organización que tiene, debe ser un planificador colectivo y sobre todo lo que Chávez permanentemente nos enseñó: actuar para transformar la realidad”, reflexionó.

    Autonomía comunal

    En conversa con Nerliny Carucí, periodista y moderadora del programa “En clave comunal”, el investigador Néstor Hugo Angulo invitó a las comunas a rescatar el llamado de Simón Rodríguez a construir un nuevo modelo de economía, basado en lo colectivo, frente a la lógica capitalista, anclada en la propiedad privada.

    Para el educador popular, la estrategia está en avanzar hacia empresas de propiedad social y en activar los mecanismos de transferencia de competencias establecidos en el artículo 184 de la Constitución.

    “El comandante Chávez permanentemente exhortaba a los alcaldes y a los gobernadores a comenzar a construir con el pueblo otra lógica. Por ello, lo importante de que el pueblo tenga los niveles de organización, de formación, de planificación para verdaderamente actuar”, resaltó.

    Consideró que la autonomía comunal no se limita a lo económico. “Chávez, en actitud autocrítica, advertía que los consejos comunales y las comunas no son apéndices de los alcaldes, de los gobernadores ni del Partido. La Comuna tiene que tener autonomía, y autonomía no solamente es de recursos económicos, sino autonomía —que nos lo señalaba permanentemente Simón Rodríguez—, autonomía de pensar y de actuar”, precisó.

    Apuntó que “esa es la gran tarea que algunos consejos comunales y algunas comunas han iniciado. Pero también hay adversidades —no solamente exógenas, sino también internas—. Ahora bien, a medida que ese sujeto colectivo tenga mayor fuerza, mayor convicción, y sobre todo sepa que su recorrido lo lleva a través de un horizonte, de un sendero, no habrá —sin duda alguna— ni estructura interna ni sanción externa que impida construir esa nueva comunidad, ese nuevo Estado, esa nueva sociedad”, recalcó.

    Soberanía e independencia

    En el contexto actual de agresión imperialista, Néstor Hugo Angulo recurrió nuevamente al pensamiento de Simón Rodríguez para guiar el presente. “Los hombres están cansados de reyes, de congresos y de tutores. Quieren gobernarse. Quieren tener su propio autogobierno”, citó.

    Para Angulo, este llamado a la autodeterminación retumba tanto en la voz del pueblo como en el mensaje del presidente Nicolás Maduro. “Debemos estar conscientes del momento histórico que estamos viviendo. Para poder avanzar, y para poder profundizar en esta transformación del Estado y en el proceso revolucionario, tenemos que tener soberanía e independencia”, afirmó.

    ¡Comuna o nada!

    Para cerrar su participación en el programa “En clave comunal”, el educador popular Néstor Hugo reprodujo una frase de Eduardo Galeano que condensa el espíritu del reportaje: “Llegó el momento de que los dirigidos dirijan”.

    Para el investigador venezolano, ese momento es ahora, y los protagonistas son los pueblos históricamente expoliados y explotados, aquellos que han sido privados del sueño de vivir con dignidad. “Como dijo el comandante Chávez: Comuna o nada. El horizonte de una vida digna y de permanente transformación”, concluyó.

  • Clausuran 1er Encuentro Nacional Indígena Comunal en La Guaira

    Clausuran 1er Encuentro Nacional Indígena Comunal en La Guaira

    La Guaira, 31 de octubre de 2025.- Este viernes culminó en el estado La Guaira el 1er Encuentro Nacional Indígena Comunal con la participación de más de 200 delegados provenientes de 14 estados del país.

    El evento cerró con una jornada de reflexión y propuestas orientadas a fortalecer el vínculo entre los pueblos originarios y el modelo de Gobierno Comunal, con acompañamiento del Ministerio del Poder Popular para las Comunas, Movimientos Sociales y Agricultura Urbana y la Universidad Nacional de las Comunas (Unacom).

    Durante la clausura, Clara Vidal, ministra del Poder Popular para los Pueblos Indígenas, destacó que el encuentro reunió a 81 instancias organizativas entre Comunas y Circuitos Comunales, representando a 105 comunidades indígenas.

    La Ministra señaló que, aunque el registro nacional supera las 450 organizaciones comunales, “las hoy presentes son parte fundamental. Aquí están los primeros voceros que traen esas necesidades e inquietudes desde sus territorios”. En ese sentido, anunció que la próxima tarea será avanzar hacia encuentros regionales comunales, reconociendo la diversidad cultural y territorial de los pueblos indígenas.

    El rector de la Universidad Nacional de las Comunas (Unacom), Jorge Arreaza, reivindicó el papel de los pueblos indígenas como base de la identidad nacional. “Ustedes, nuestros pueblos indígenas, son la esencia de la venezolanidad. Cuando se habla de Venezuela, cuando se habla de nuestra América ―desde Alaska hasta la Patagonia―, son los pueblos originarios quienes definen el sentido profundo de Nuestra América. En sus gestos, miradas y voces se sintetizan siglos de lucha y resistencia”, afirmó.

    Arreaza insistió en que esa resistencia debe ser permanente y transmitida a las nuevas generaciones, preservando idiomas, tradiciones y costumbres. “Si bien este país es multicultural e intercultural, si ustedes se perdieran de su origen, se perdería la patria completa de su origen ―y nos volverían a colonizar y a dominar―”, subrayó Arreaza.

    El viceministro para la Organización y Participación Comunal y Social del Ministerio para las Comunas y presidente de Fundacomunal, Ronald Sole, destacó el carácter esperanzador y colectivo del 1er Encuentro Nacional Indígena Comunal.

    “Cada vez que nos movemos, lo hacemos siempre esperanzados. Desde ese sentido, nos estamos moviendo para llevarnos un espíritu de solidaridad, de hermandad, de fortalecimiento, y para que entre todos podamos empezar a trabajar rutas en conjunto para avanzar. Yo creo que el primer elemento a reconocer en este encuentro es que es el resultado de la suma de muchas voluntades”, señaló.

    La diputada indígena Noelí Pocaterra recordó la figura del comandante Hugo Chávez como guía espiritual del proceso comunal indígena. “Yo siento que Chávez está aquí, porque yo sí creo en la espiritualidad. Chávez está aquí sentado, nos está observando y nos está escuchando”, expresó.

    La vocera de la Comuna Waichin Wapushiwaia, de la parroquia Guajira del estado Zulia, Liliana Fernández, destacó la participación de los pueblos Yupa, Añú, Barí y Japreria en el 1er Encuentro Nacional Indígena Comunal. Señaló que este espacio permitió sugerir soluciones concretas para fortalecer el desarrollo económico desde los territorios originarios. “Aquí se abre un nuevo capítulo en el área indígena, para que como poder originario
    podamos afianzar las siete transformaciones que propone el Gobierno nacional”, manifestó.

  • Comunera mirandina: El autogobierno comunal no se construye en reuniones, sino en la cotidianidad

    Comunera mirandina: El autogobierno comunal no se construye en reuniones, sino en la cotidianidad

    Caracas, 21 de octubre de 2025.- “Lo verdaderamente transformador de participar en una comuna es presenciar, paso a paso, cómo el pueblo construye colectivamente su gobierno y sus medios de producción, no solo en términos económicos, sino también en dimensiones culturales, deportivas y simbólicas que fortalecen el tejido comunitario”. Así lo manifestó Carovid Bello, responsable de la Sala de Autogobierno Comunal de la Comuna San Diego-Guatoporí, ubicada en la parroquia Cecilio Acosta del estado Miranda.

    En su intervención en el programa “En clave comunal”, la comunera destacó el protagonismo juvenil en las asambleas de la comuna. La experiencia comenzó con la conformación de equipos juveniles en cada uno de los 14 consejos comunales, integrando a jóvenes entre 15 y 35 años.

    Contó que los jóvenes del territorio elaboraron el llamado mapa de los sueños, una herramienta participativa que recoge los proyectos que imaginan para su comunidad. Con materiales propios y acompañamiento comunal, diseñaron un plano que articula deseos, espacios y propuestas concretas. Luego, priorizaron siete proyectos, difundieron sus ideas casa por casa y organizaron una jornada electoral con apoyo del ente comicial. Los dos proyectos más votados en la Consulta Popular Nacional de la Juventud fueron la construcción de una cancha deportiva y la creación de un núcleo universitario.

    “Lo que tratamos nosotros en la comuna es mantenerlos activos constantemente para que sepan cuál es su dinámica”, explicó Bello.

    En la Comuna San Diego-Guatoporí, la participación también se expresa en el ámbito deportivo y cultural. “Tenemos grupos culturales, las burriquitas, que también nacieron y se desarrollaron dentro de la comuna. Contamos con un grupo de baile de merengue, de abuelitos; tenemos grupos de fútbol ya bien consolidados, que han ido recientemente con el deporte comunal, que participan todos los años y están siempre activos. Entonces, esto refleja una transformación profunda, donde nuestros pobladores dejan de ser simples receptores para convertirse en actores políticos. Y aquí se incorporan los jóvenes, desde su propio destino, por supuesto”, expresó la responsable de la Sala de Autogobierno Comunal.

    Práctica comunal

    De acuerdo con Carovid Bello, el autogobierno comunal no se construye solo en reuniones o convocatorias, sino en la práctica cotidiana. “Para poder evaluar el trabajo realizado, tiene que haber una práctica”, afirmó.

    Comentó que la Comuna San Diego-Guatoporí mantiene vínculos formativos con instituciones como el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces). Platicó que recientemente culminaron un curso de herrería de cinco meses, facilitado por integrantes de la propia comunidad, y están iniciando un nuevo ciclo en carpintería. “Son personas de la misma comunidad que comparten sus conocimientos para que otros también aprendan”, explicó Bello.

    Para Carovid Bello, ser comunera es una experiencia profundamente transformadora. “Es lo máximo. Porque usted ve la transformación, la iniciativa, el entusiasmo. Aunque no todo es color de rosa: hay desafíos, tensiones, disputas. Pero todo se arregla a través del amor, del diálogo, del respeto, de la comunicación”, enfatizó.

    En cuanto a la gestión de conflictos, Carovid Bello explicó que el primer paso es siempre comunitario. “En la Sala de Autogobierno Comunal, lo primero que se procura es el diálogo y la búsqueda de soluciones. Pero cuando no se logra —porque algunas personas se enfocan a lo que desean escuchar o recibir— acudimos a los jueces de paz, que actúan como mediadores comunitarios. Los jueces de paz convocan a ambas partes y facilitan el entendimiento. Hasta ahora, todos los casos que se nos han presentado han sido resueltos con éxito a través de esta vía, sin necesidad de escalar a otras instancias”, indicó.

    Comunicación comunal

    En San Diego-Guatoporí, según la responsable de la Sala de Autogobierno Comunal de la Comuna, Carovid Bello, la comunicación comunitaria se construye desde el contacto directo, el cara a cara y las asambleas.

    Para la mirandina, la comunicación de persona a persona es más efectiva que la digital. “No es tan fácil el tema de la comunicación por las redes (sociales digitales). Es mucho más fácil para nosotros la comunicación en persona”, reafirmó.

    Subrayó que desde el año pasado, gracias al impulso de los comités de telecomunicación de la comuna, se ha logrado ampliar el acceso a internet en el territorio. Aunque no toda la población está conectada, una parte significativa ya cuenta con servicio.

    Sobre los riesgos de la guerra cognitiva, Carovid Bello, agente tecnológica de la Fundación Bolivariana de Informática y Telemática, dijo que desde este espacio se han facilitado talleres sobre ciberseguridad, delitos informáticos y control del uso de redes sociales digitales.

    “Uno de los talleres aborda precisamente la situación de las redes digitales: los abusos, los riesgos asociados a ciertos juegos —esos juegos terribles que inducen a los muchachos a ocultar información a sus seres queridos—, así como los maltratos psicológicos que pueden resultar del uso descontrolado de estas redes”, alertó.

    Vida comunal

    Para Carovid Bello, “la Comuna ha sido concebida como el núcleo fundamental para la construcción de un Estado comunal”, afirmó.

    La comunera mirandina aseguró que, aunque las comunas fueron creadas por iniciativa del comandante Hugo Chávez, su consolidación responde a la voluntad organizativa del Poder Popular. En ese sentido, resaltó que la vida en comunidad no es solo una forma de convivencia, sino una apuesta por construir instancias políticas desde abajo.

    Dijo que hoy, con la entrada en vigencia de la nueva Ley Orgánica de las Comunas y el Plan de la Patria de las Siete Transformaciones, la estructura organizativa ha cambiado.

    “Ahora nos estructuramos por cada transformación; la primera es la económica, que abarca todos los criterios productivos de los consejos comunales. A diferencia de la ley anterior, ya no se elige un vocero ejecutivo en segundo grado, sino que cada vocero asume responsabilidades específicas. El vocero de economía, por ejemplo, articula iniciativas productivas, agricultura, bodegas y abastos. Su tarea es planificar para avanzar hacia la autosostenibilidad comunal”, detalló.

    Economía comunal

    La primera transformación que orienta el trabajo comunal en San Diego-Guatoporí es la económica. Según Carovid Bello, esta transformación implica empoderarse colectivamente de los procesos productivos mediante planificación territorial.

    A partir de experiencias —como el casa por casa y el mapeo con cartografía social— se identifican las potencialidades locales: agricultores, artesanos, costureros. “Los reunimos y buscamos la legalidad de esa organización a través de unidades de producción”, explicó.

    La comunera manifestó que uno de los proyectos aprobados en la Primera Consulta Popular Nacional en 2024 fue la construcción de un abasto comunal. Allí, cada quiosco representa a uno o varios consejos comunales, y todos están vinculados a iniciativas productivas locales. “Estamos tratando de hacer un arte de iniciativas productivas”, señaló Bello.

    En el debate reciente en la Comuna San Diego-Guatoporí sobre economía comunal, se planteó la necesidad de avanzar hacia la autosustentabilidad. La comuna cuenta con 68 agricultores y ha solicitado un predio con tierras al Ministerio de Agricultura y Tierras. Además de la tierra, el espacio incluye balcones que podrían enfocarse en la producción de proteínas. “Lo primero que tenemos que garantizar es la comida del pueblo”, afirmó Carovid Bello.

    Convocar desde el ejemplo

    Para Carovid Bello, el deseo de comuna no se transmite con argumentos, sino con hechos. “Demostrar con hechos lo que se hace, hacerlo con amor y compartirlo con los brazos abiertos a todos y a todas”, expresó.

    La mirandina convocó a la organización popular como única vía para transformar la realidad: “Así como nosotros estamos trabajando arduamente para esto, también con mucho disfrute, ustedes también lo pueden hacer”.

    Argumentó que para alcanzar el Estado comunal, es necesario construir desde abajo, con vocación colectiva y compromiso territorial. “La única forma de poder hacer cambios sustanciales es a través de la organización. Los invito a organizarse”, concluyó.

  • Unacom recibe a sus estudiantes en inicio de clases

    Unacom recibe a sus estudiantes en inicio de clases

    Carabobo, 24 de octubre de 2025.- Como parte del inicio oficial de las actividades formativas de la Universidad Nacional de las Comunas (Unacom), este viernes se realizó la jornada de bienvenida en el campus de Tocuyito, estado Carabobo, con la participación de 16 comunas del municipio Libertador y de estudiantes que se incorporan al proceso territorial de aprendizaje impulsado por esta casa de estudios.

    Durante la jornada, el rector Jorge Arreaza realizó un recorrido por los espacios del campus para saludar personalmente a las estudiantes y los estudiantes de la primera cohorte.

    Kelly Pacheco, vicerrectora para la Democracia y la Sociedad Comunal, destacó que la decisión de cada estudiante por participar en este proceso representa un compromiso por el nuevo Estado comunal. “Implica su convicción, implica su valor, implica su visión del nuevo Estado comunal”, dijo.

    Pacheco señaló, además, que el ingreso a la Unacom expresa el inicio de un proceso de transformación profunda en cada territorio. Retomó palabras del rector Jorge Arreaza, quien expresó que “no estamos en una victoria que ya coronamos, estamos dando el primer paso para muchas de las conquistas que tendremos en nuestros territorios”, citó.

    La Vicerrectora reivindicó la singularidad de la Unacom como institución comprometida con la justicia social. “No es como cualquier universidad. Es una universidad que cree en la toparquía, que es el Gobierno de los iguales”, apuntó.

    Óscar Orsini, alcalde del municipio Libertador del estado Carabobo, reivindicó el inicio de clases en la Unacom como expresión del pensamiento robinsoniano. Señaló que el invento no es improvisación, sino “la búsqueda del conocimiento permanente, territorial, que nos va emancipando”.

    Nerio Vargas, director del campus de la Unacom en Tocuyito, celebró el carácter histórico del inicio de clases y el compromiso de esta primera cohorte. “Ustedes (estudiantes) imprimieron hoy un inicio, una historia; en unos meses o años vamos a ver al profesional de ingeniería en arquitectura o ingeniería informática transformando su comunidad”, afirmó.

    Ciro Rodríguez, director territorial de la Unacom, calificó a esta casa de formación como un puente entre el conocimiento y la comunidad. “Ustedes van a ser el vínculo entre la universidad y la comunidad”, manifestó, dirigiéndose a las estudiantes y los estudiantes. El Director señaló que en esta casa de estudios convergen jóvenes bachilleres y personas mayores de 60 o 70 años, en un proceso de aprendizaje mutuo.

    Hablan los estudiantes

    Elen Muñoz, de la Comuna La Victoria y estudiante de Ingeniería en Informática de la Unacom, destacó el valor transformador del inicio de clases en esta casa de estudios. “Hoy con la Unacom se nos presenta una oportunidad para formarnos y ayudar a nuestra comunidad en las necesidades básicas”, expresó.

    Franyerlin Ramírez, de la Comuna Julián Mellado y estudiante de Administración, valoró positivamente las condiciones del campus en Tocuyito durante su primer día de clases. Expuso que la formación en la Unacom es una oportunidad para contribuir directamente a la mejora de su comunidad.

  • Educador popular: Hay que saber trabajar los métodos de crianza de la comunidad con los más jóvenes

    Educador popular: Hay que saber trabajar los métodos de crianza de la comunidad con los más jóvenes

    Caracas, 15 de octubre de 2025.- “En la ciudad, desde las cosmovisiones de los pueblos indígenas, tenemos un modo de recuperar las prácticas de diálogo y conversación con la madre tierra”. Así lo dijo Juan Carlos Nina Bautista, educador popular boliviano, en el programa “En clave comunal”.

    Juan Carlos Nina Bautista, conocido como Archi, es especialista en Ciencias Jurídicas y promotor de líderes juveniles con un enfoque comunitario en barrios populares de la ciudad de La Paz, en Bolivia, y fue uno de los más de doscientos cincuenta invitados del extranjero que asistieron al Congreso Internacional en Defensa de la Madre Tierra realizado hace unos días en Caracas.

    Nina Bautista relató que las sabidurías ancestrales no están ausentes en los espacios urbanos, sino que habitan las ciudades, especialmente en sus periferias. En La Paz, Bolivia, la experiencia de los yapus urbanos —espacios de siembra bajo un sentido ancestral— surgió como propuesta para construir ciudades interculturales desde los saberes indígenas.

    “La ciudad de La Paz es una hoyada, donde el centro de la ciudad está más o menos al fondo de la hoyada y en las periferias existen unas quebradas donde se sube y se baja a los hogares a través de las gradas. Una de estas gradas conduce hacia El Alto, donde comienza el altiplano y, con él, la expansión de esta otra ciudad colindante. Nosotros, desde nuestra experiencia, impulsamos los yapus urbanos como una propuesta de sabiduría indígena aplicada a los espacios urbanos, orientada a la construcción de ciudades verdaderamente interculturales”, contó.

    Nina Bautista contó que la iniciativa nació tras la observación de una jardinera pública, mientras bajaba unas gradas, donde una pobladora llamada Sonia, una mujer de pollera (una indumentaria cultural andina de los Andes), cultiva papa, repollo, zanahoria y cebolla como forma de cuidado comunitario.

    La joven boliviana le dijo a Nina Bautista: “La mejor forma que yo tengo de cuidar la jardinera es sembrar”.

    Narró que fue en ese momento cuando se le ocurrió la idea de impulsar un proyecto para sembrar y cosechar papa en la ciudad. “Así nació esta iniciativa de siembra y cosecha de papa en espacios urbanos, en territorios populares, como forma de recuperar prácticas ancestrales en la ciudad”, manifestó.

    El educador popular expuso que, inicialmente, le llamaban huertos urbanos a estas jardineras; pero, después, se dieron cuenta de que eran diferentes. Señaló que en estos huertos había algo que no coincidía con el nombre, porque habían visto huertos urbanos en otros espacios.

    “Le preguntamos nuevamente en el proceso a doña Sonia: ¿Qué es lo que usted hace antes de sembrar, porque es con saberes ancestrales? Entonces queríamos saber las características de esos saberes ancestrales. Y ella nos dice: ‘Lo primero que yo hago es pedirle permiso a la madre de tierra y darle un pago a la tiramama’ ―así ella le pone el nombre a la madre de tierra―. ¿En qué consiste? Consiste en colocar un pedazo de sebo de llama con cuatro hojas de coca. Cava unos 20 centímetros ―o 15 centímetros― en el centro de la jardinera, lo coloca y lo tapa. Le echa un poco de vino y le dice que dé buena siembra, que se sirva la tierra para que ella luego nos sirva de papa. Y así es como ella hace su pequeño ritual pidiendo permiso. Y posteriormente, en un mes, empieza a sembrar”, explicó Juan Carlos Nina Bautista.

    ‘Yapus’ urbanos’

    Juan Carlos Nina “Archi” Bautista relató que el seguimiento al ciclo agrícola de doña Sonia reveló una dimensión espiritual y comunitaria que trasciende la técnica de cultivo.

    “Les cuento todo esto porque, después de que desarrollamos todo el ciclo agrícola, acompañando a doña Sonia en el seguimiento de su siembra de papa, en ese proceso, notamos que la papa, se siembra más o menos entre octubre y noviembre, y que hacia febrero comenzamos a tocar música tarqueada para cantarles a las flores de esa jardinera. Doña Sonia decía que había que cantarle. Entonces tuvimos que aprender a tocar, y preguntamos a los vecinos quiénes sabían música. Salieron los abuelos, y así empezamos a tocar. Ya para mayo, más o menos, comenzamos la cosecha de la papa”, subrayó.

    La reflexión colectiva llevó a resignificar el espacio como yapu urbano. “Hay muchos pasos que deben seguirse en este ciclo agrícola para la siembra y crianza de la papa. Una vez concluido todo ese proceso, nos preguntamos: ¿todo lo que hemos hecho es un huerto urbano en la ciudad? Con algunos amigos comentamos que no, que no se trata de una chacra urbana. En Aymara, ‘chacra’ se dice yapu. Entonces dijimos: en las comunidades rurales se les llama yapus a las chacras donde se siembra papa. Es decir: chacra en aymara significa el espacio de tierra destinado al cultivo de papa en el área rural”, detalló.

    Precisó que, en el caso de la ciudad, serían yapus urbanos: chacras o espacios de tierra donde se siembra papa en contexto urbano. “Y ahí está la diferencia: mientras los huertos urbanos pueden incorporar técnicas sustentables desde la ecología, los yapus urbanos se cultivan exclusivamente con saberes y prácticas ancestrales. Esa es la diferencia. Por eso los hemos denominado yapus urbanos. Realizar esta operación permite recuperar lo que ya existe en el barrio”.

    El boliviano aseguró que, desde esta visión, “tenemos un modo de recuperar las prácticas de diálogo y conversación con la madre tierra, desde los pueblos indígenas en la ciudad”.

    Señaló que la falta de respeto hacia la naturaleza no humana nos ha llevado a la crisis ambiental global que hoy afecta a la vida toda.

    Crianza y disputa en la ciudad

    Juan Carlos Nina Bautista, promotor de líderes juveniles con un enfoque comunitario en barrios populares de la ciudad de La Paz, explicó que el proceso de recuperación de prácticas ancestrales en espacios urbanos se articula mediante el método del uywaña.

    Uywaña significa ‘crianza’ o ‘criador’. La crianza tiene la característica de amparar, cuidar, aportar, ayuda, constituir al otro, contagiarle la amistad, el amor, el estar bien, el sonreír, el llorar. Todo lo que puede hacer una persona cuando está junto a otra, pero también es recíproca; quiere decir que aprende del otro, se deja constituir por sus características”, indicó.

    Enfatizó que este método ancestral, practicado por los abuelos para cuidar la tierra, los ríos y las montañas, contrasta con el método moderno de la ciudad, que convierte la naturaleza no humana en objeto de dominio: cemento, ladrillos, gradas, asfalto.

    “Se combinan dos métodos: no se trata solo de disputar la ciudad, sino también de criar. Nuestros pueblos han aprendido a convivir con ambos: el método de la lucha y el método de la crianza, incluso en el acto de constituirse mutuamente con el opresor. Quiere decir que en momentos donde la ciudad excluye, viola tus derechos, intenta que olvides tus prácticas culturales. Nuestras ciudades luchan”, reflexionó.

    Expansión de los ‘yapus’ urbanos

    Juan Carlos Nina Bautista, especialista en Ciencias Jurídicas, dijo que la experiencia iniciada con doña Sonia se multiplicó.

    “Con doña Sonia arreglamos el cerco, y desde el proyecto decidimos construir algunos más; habíamos planteado hacer unos treinta cercos para treinta jardineras. Justo vino la pandemia, y como la gente tuvo un poco más de tiempo, empezaron a mirar y a preguntar por qué le colocábamos cerco a la vecina. Les decíamos: porque la señora siembra papa, y lo hace con saberes ancestrales. Entonces alguien decía: ‘Yo también puedo hacerlo, yo vengo de tal provincia, de la provincia Camacho, o de otras’. Y ahí tuvimos que adecuar el método, diversificar las formas de siembra y cosecha”, contó.

    Declaró que las formas de siembra y cosecha de cada territorio son particulares. “La siembra no se realiza en una fecha única, sino en ciclos y cada una con sus propias prácticas, con sus propios rituales y con sus lógicas. En cuatro vacíos de la ladera oeste del macrodistrito Cotahuma, desarrollamos 200 yapus, donde pudimos cosechar 150 arrobas de papa, entre todos los pobladores”, ilustró.

    Además, Nina Bautista informó que se implementaron yapus escolares en dos colegios, como estrategia pedagógica para que los jóvenes dialoguen entre los conocimientos ancestrales. “En diálogo de saberes con los conocimientos occidentales, más urbanos, para sus carreras profesionales. Para que no dejen de sembrar papa: ese tubérculo que nos ha acompañado durante ocho mil años, que tiene su propia antigüedad y que cuenta con más de cuatro mil variedades en los Andes”, resaltó.

    Juventud, música y pedagogía comunitaria

    Juan Carlos Nina Bautista explicó que, si bien la mayoría de participantes en los 200 yapus urbanos eran familias adultas —parejas de 40, 50 y 60 años—, la incorporación de jóvenes fue clave para dinamizar el proceso; de hecho, Sonia es una mujer menor de 35 años

    “Con los jóvenes con quienes luego conformamos un grupo juvenil, comenzamos a recuperar la música, los tejidos y a dinamizar —a ‘juvenilizar’— todo lo que implica la biodiversidad, a acompañar los procesos de crianza de quienes sabían sembrar y cosechar. Se dio entonces una transmisión intergeneracional de saberes y prácticas, pero con los jóvenes el método es otro: debe ser más juvenil, más alegre, más musical”, platicó.

    Contó que jóvenes de entre 15 y 25 años participaron en la creación de música: “Música para la siembra, música para la cosecha, música para la fiesta de Todos los Santos. Con ella, se empezaron a recuperar muchas otras cosas, muchas otras diversidades que habitaban en el barrio. Y con los jóvenes, simplemente fue natural: se acercaban por el deseo de aprender música, por conocer estas prácticas culturales”.

    Adicionalmente, Nina Bautista señaló que los yapus escolares en dos colegios permitieron integrar el método del uywaña —la crianza— al plan curricular, en diálogo con la Ley de la Educación Avelino Siñani-Elizardo Pérez. Los profesores, que son también pobladores y padres de familia, aprendieron que no se trataba de enseñar a sembrar, sino de permitir que los estudiantes se convirtieran en profesores de prácticas ancestrales. “Decidimos ir al revés y aprender de ellos”, afirmó.

    “Hemos construido nuestro método y aprendimos las diversas lógicas, que puede ir de abajo hacia arriba, y el cambio también puede venir de arriba hacia abajo con el tema de la descolonización, y llegar también hasta la crianza. Compartir desde abajo y llegar a la descolonización haciendo categorías de nuestras prácticas culturales, como es el caso de los yapus urbanos y las ciudades conviviales sobre el vivir bien”, sintetizó.

    De la resistencia a la propuesta: categorías del vivir bien desde la crianza

    En conversa con la periodista venezolana Nerliny Carucí, el educador popular Juan Carlos sostuvo que los pueblos indígenas en Bolivia han trabajado históricamente con dos métodos: el de la lucha —resistencia, disputa, liberación— y el de la crianza —constitución mutua, contagio afectivo, aprendizaje recíproco.

    Explicó que la crianza no es solo cuidado, sino también diálogo espiritual y político. “Somos cristianos, pero también dialogamos con los cerros, con las montañas”, reafirmó.

    Nina advirtió sobre la romantización de la resistencia como forma de vida permanente. “Hay que saber dónde trabajar los métodos educativos, principalmente en lo urbano, sin olvidar que hay personas que se dedican con más fuerza también a la resistencia. Pero no se puede resistir todo el tiempo: la revolución pasa, y hay que saber vivirla. La liberación y la revolución no son modos de vida permanente, lineal. Por eso, tras la liberación, viene el tiempo de la crianza: constituirnos uno al otro, recuperar la biodiversidad. No basta con luchar; hay que proponer un proyecto de sociedad. En nuestro caso, ese proyecto es el vivir bien”, expuso.

    Instó a plantear otras categorías sobre justicia, derecho, educación, economía, economías plurales. “Ahí es donde un poco va la ofensiva, pero desde un modo creador, no desde un modo opresor”, añadió.

    Disputar los imaginarios

    Juan Carlos Nina Bautista manifestó que la lógica de dominación, heredera de la colonialidad, sigue operando en la forma en que se perciben las prácticas culturales originarias. “Ese enfoque de ver lo cultural como retraso siempre está ahí”, dijo.

    “Ahí entra el método de la disputa y la resistencia, pero también el momento de proponer, teorizar y proyectar las tecnologías andinas hacia el siglo XXI como formas de vida que respondan a los problemas actuales. Todo depende de cómo se transmitan esos saberes: si se reducen a prácticas únicamente antropológicas, sin propuestas de vida, un poco demagógicas, sino simplemente de forma, entonces, sí puede parecer como un atraso, y que no aporta a la vida del siglo XXI, con todas estas transformaciones tecnológicas, digitales, etcétera; y, más bien, tienes que sistematizar y teorizar las tecnologías culturales —en nuestro caso, tecnologías andinas—, pero tienen que ser muy bien trabajadas”, planteó.

    Dijo que el reto es evitar que lo ancestral sea reducido a una forma sin contenido, sin horizonte.

    Reproducir vida

    Para finalizar, el educador popular Juan Carlos Nina Bautista agradeció al programa “En clave comunal” y a la Comuna venezolana por el espacio de diálogo y reciprocidad.

    Expresó su deseo de que experiencias como la de los yapus urbanos puedan replicarse en otros territorios de los Sures globales, como parte de un horizonte compartido donde sea posible convivir con la madre tierra, cultivar esperanza y reproducir vida en lugar de guerras.

  • Comuna caraqueña Lanceros de la Victoria postula a sus estudiantes a la Unacom

    Comuna caraqueña Lanceros de la Victoria postula a sus estudiantes a la Unacom

    Caracas, 17 de octubre de 2025.- Previo al inicio de los procesos formativos de la Universidad Nacional de las Comunas (Unacom), planificados para este lunes 20 de octubre en todo el territorio, la Comuna Lanceros de la Victoria —situada en la parroquia Caricuao del Distrito Capital— realizó su asamblea de postulación de estudiantes a esta casa de estudios.

    Durante su intervención en la asamblea de postulación, el rector de la Universidad Nacional de las Comunas (Unacom), Jorge Arreaza, destacó que este proceso rompe con los esquemas tradicionales de ingreso universitario.

    “Ustedes en su Comuna ya los aceptaron, no tuvieron que llenar un sistema, ni poner las notas de bachillerato, ni las opciones, ni una prueba interna. La Comuna misma es la autoridad y que solo ella determina las áreas de formación y quiénes serán los estudiantes”, subrayó.

    El Rector llamó a los formadores y las formadoras a asumir el acompañamiento de los estudiantes, articulando espacios productivos y saberes comunitarios. “Ustedes mismos van a ser en parte sus facilitadores, sus profesores”, afirmó.

    Además, anunció que expertos provenientes de universidades, ministerios e incluso del ámbito internacional se incorporarán al proceso de formación para garantizar a los estudiantes y a las estudiantes “el acceso al mejor conocimiento”.

    Jorge Arreaza rechazó categóricamente la lógica individualista de la formación profesional y reafirmó que “para el que estudie en la Universidad Nacional de las Comunas cualquier carrera es para sembrar y cosechar ese conocimiento en su Comuna”.

    Erick Romero, postulado por la Comuna Lanceros de la Victoria al Programa Nacional de Formación en Economía Comunal, expresó su compromiso con la transformación territorial desde la organización popular. Asimismo, asumió públicamente su responsabilidad como futuro estudiante de la Unacom: “Me comprometo con mi Constitución, me comprometo delante de Dios que seré uno de los guerreros de esta universidad y voy a luchar por mis hijos, por mis abuelos, por los que vienen en camino”.

    Romero reivindicó la necesidad de romper con el paradigma individualista sembrado por el capitalismo, así como el apremio de recuperar el sentido comunitario. “Creo en el socialismo territorial, creo en la Universidad Nacional de las Comunas. ¡En revolución todo es posible!”, expresó.

    Franklin Canónico, postulado por la Comuna Lanceros de la Victoria al Programa Nacional de Formación de Ingeniería Informática, manifestó también su responsabilidad con el territorio que habita. “Estoy aquí como postulado por mi comunidad y eso me compromete a estudiar y a trabajar por ella. Quiero ser parte de esta transformación que hoy se manifiesta con la Unacom”, dijo.

    Conociendo un poco de la Comuna Lanceros de la Victoria

    Esta Comuna caraqueña está integrada por 12 Consejos Comunales y conformada por más de mil trescientas familias, que agrupan a más de veintitrés mil pobladores: once mil hombres y doce mil mujeres.

    En este link puede cargar Mapa de Conocimiento, Acta de Compromiso y postulados a la Unacom por Comuna: https://gobiernocomunal.planpatria.gob.ve

  • Investigador venezolano: La solución al problema ecológico es comunal

    Investigador venezolano: La solución al problema ecológico es comunal

    Caracas, 10 de octubre de 2025.- “Nosotros formamos parte de la naturaleza. Cuando dejamos de reconocer a la naturaleza como sujeto, como madre, y la consideramos un ‘recurso’ o como ‘algo’ que está para servirnos, la reducimos a una función meramente operativa”. Así lo dijo Pedro Borges, ecólogo venezolano, en el marco de su reflexión sobre la crisis ambiental global.

    Para el investigador caraqueño, el problema central radica en la desacralización de la naturaleza no humana, entendida no como una noción religiosa, sino como el desconocimiento de su valor en sí misma. “Cuando uno dice que algo es sagrado, está reconociendo que tiene una importancia en sí misma ―no porque sea útil o funcional, sino porque tiene un valor propio―”, explicó.

    Esto ha generado una visión instrumental de lo que nos rodea, donde la naturaleza no humana se trata como un objeto reemplazable, “como una nevera que sirve mientras enfría, y que se cambia cuando deja de hacerlo”, ilustró.

    Borges expresó que, si viéramos a la naturaleza no humana “como un sistema del cual formamos parte, y que debe estar saludable no solo porque nos afecta, sino porque tiene valor en sí misma, la trataríamos de forma muy diferente”, afirmó.

    “Tenemos un sistema capitalista que se basa en el lucro, donde todo funciona en términos económicos. Es el capitalismo —o su peor expresión, el neoliberalismo— el que le pone precio a todo y deja de valorar las cosas por su esencia intrínseca”, aclaró.

    Visión instrumental de la naturaleza

    Durante su participación en el programa “En clave comunal”, Pedro Borges, biólogo venezolano, sostuvo que la raíz de la visión de objeto de la naturaleza está en el hecho de que no la reconocemos como madre tierra. “Por eso, la expresión madre tierra es tan hermosa, porque apunta a la sacralización, al respeto profundo de la Tierra como una madre, como una de las cosas más importantes que tenemos, de las que además formamos parte”, reafirmó, en la antesala del Congreso Mundial en Defensa de la Madre Tierra.

    Para el especialista, esta ruptura se inscribe en un proceso histórico más amplio: la modernidad. “La modernidad se basó en separar, en fragmentar todo, entre otras cosas, al ser humano y a la naturaleza”, explicó.

    Detalló que esta fragmentación dio paso a una lógica individualista, donde cada cosa es valorada en función de su utilidad para el sujeto. “Cuando los demás dejan de importar —cuando solo importo yo, o exclusivamente quienes me rodean—, comienzo a percibir todo lo demás como un instrumento para mi supuesta felicidad. Entonces, vamos fragmentando todas las cosas y considerando cada cosa en función de lo que me sirve a mí. Si no me sirve a mí, no tiene sentido. Por eso, esa visión del servicio ecosistémico”, sintetizó.

    Desafíos ecológicos

    Sobre el territorio, Pedro Borges, investigador del Centro de Estudios de la Crisis Ambiental Global del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), señaló que, desde la lógica capitalista, este también es reducido a un recurso funcional.

    “Estoy aquí porque me conviene, pero si no, me voy a otro lado”. Lamentó esta visión arraigada en parte de la juventud, que desconoce el valor afectivo e histórico del lugar de origen. “El lugar donde tú naces es importante”, subrayó.

    Indicó que, desde el horizonte comunal, el territorio no solo provee sustento, sino que permite articular vínculos con quienes comparten la misma matriz de vida. Esta dimensión es clave para enfrentar los desafíos ecológicos, que —según Borges— no tienen solución desde lo individual. “Esa es otra trampa del neoliberalismo y del capitalismo. El problema se resuelve en comunidad (y con la comunidad), o no se resuelve”, aseveró.

    No toda herramienta tecnológica es válida

    El investigador Pedro Borges reconoció que la tecnología tiene un rol en la comunicación y en la vida cotidiana, pero advierte sobre el riesgo de convertirla en una falsa solución, especialmente si parte de la lógica moderna/colonial. “Yo no estoy en contra de la tecnología. Lo que estoy en contra es pensar que la tecnología va a ser así como el gran dios que va a permitir que hagamos siempre lo mismo, pero sin dañar el ambiente”, argumentó.

    Frente a la crisis ambiental global, el ecólogo cuestionó las respuestas que se limitan a sustituir dispositivos sin transformar las lógicas de vida. “Eso es una gran trampa. Por ejemplo, el uso de los automóviles. Sabemos que los combustibles fósiles son fuente de gases de efecto invernadero que calientan la atmósfera. ¿La solución son los carros eléctricos? No, la solución es reorganizarnos de forma tal que, utilizando lo que podemos utilizar sin dañar el ambiente, podamos satisfacer nuestras necesidades de transporte. Pero eso implica una transformación de la forma en cómo hacemos las cosas”, sostuvo.

    Advirtió que no toda herramienta tecnológica es válida ni todo producto tiene sentido, especialmente cuando se originan desde una civilización de muerte como la modernidad. “¿Para qué estamos usando las herramientas que tenemos?”, se preguntó, al cuestionar el uso de transgénicos como una solución a la crisis alimentaria.

    “Ese tipo de modificaciones conlleva numerosos problemas. Al alterar genéticamente una especie, se genera prácticamente una nueva, que se introduce en un ecosistema donde nunca antes ha existido. No se sabe con certeza qué consecuencias puede tener. De hecho, una de las principales causas de pérdida de biodiversidad es la introducción de especies exóticas. Sin embargo, se intenta convencer a la población de que el verdadero problema es la necesidad de producir alimentos para una población en constante crecimiento”, resaltó.

    No obstante, el biólogo desmontó ese argumento con datos contundentes: “El mundo ya produce mucho más alimento del que necesita. Un tercio de toda la comida que se produce en el mundo se bota. Se bota porque, de repente, por ejemplo, una cadena de hamburguesas cocinó cuatro piezas de carne y llegó solo un cliente, y las otras cuatro piezas las botó. O porque botas un cambur, porque tiene tres manchitas negras y no te gustó. Y te digo que, en el mundo, más o menos un quinto, un sexto de la población pasa hambre. Si usted hace un pequeño ejercicio matemático, un tercio es mucho más grande que un quinto”.

    En tal sentido, el científico aseguró que “tenemos un problema que no vamos a resolver con tecnología. Lo que tenemos es que distribuir mejor el alimento”.

    Reconectar con la vida

    Pedro Borges, ecólogo venezolano, sostuvo que uno de los pasos fundamentales para enfrentar la crisis ambiental global es reconectarse con el territorio, pero no con el cemento que pisamos, sino con el ecosistema del que formamos parte. “El sistema ecológico es como una red, incluso podría decir como una familia, para expresarlo más románticamente”, afirmó.

    El caraqueño dijo que la causa principal de la crisis ambiental global es la sobrecarga que el sistema moderno impone al sistema ecológico, contaminando aguas, suelos y alterando los ciclos naturales.

    Para ilustrar el daño ambiental, Borges recurrió a una metáfora: “Contaminar las aguas es como orinar el plato de sopa que tú vas a beber después”.

    Entre los elementos más afectados, menciona los ciclos del nitrógeno y el fósforo, nutrientes esenciales para las plantas y para los seres humanos. “Si esos ciclos se distorsionan, la vida no se hace posible”, alertó.

    “La vida es como un gran proceso que fluye de unos elementos a otros y que nos permite a todos estar vivos”, expresó, al describir la interdependencia entre plantas, insectos, nutrientes y energía solar. Reiteró que la ruptura de estos vínculos —por contaminación, sobreexplotación o monocultivo— amenaza la continuidad de la vida en el planeta.

    Subrayó que, aunque todos los seres humanos contribuyen de algún modo con la crisis ambiental, las responsabilidades son diferenciadas. Un ejemplo clave es la agricultura. Mientras la agricultura indígena establece una “relación amorosa con la naturaleza”, basada en diversidad, recuperación del bosque y respeto por la madre tierra, la agricultura industrial impone una “relación de violación”: monocultivos extensivos, uso intensivo de fertilizantes y plaguicidas, y destrucción del suelo. “Al final terminamos con un pedazo de suelo muerto que no permite la vida ni la producción de alimentos”, advirtió.

    Frente a esta lógica de muerte, el investigador propuso aprender de la agroecología y de los principios indígenas. “Podemos tomar ciertos elementos, pero aquí necesitamos construir una propuesta que sea verdaderamente nuestra, arraigada en el territorio y sustentada en esos principios”, declaró.

    Para Pedro Borges, todo diseño territorial —desde el uso del agua hasta la generación de energía— debe partir de preguntas fundamentales: ¿de dónde viene?, ¿hacia dónde va?, ¿qué ocurre durante su uso?, ¿de dónde va a venir esa energía? ¿Cómo se está produciendo esa energía?

    El conuco como saber ecosistémico

    Pedro Borges, investigador del Centro de Estudios de la Crisis Ambiental Global, acentúo que recuperar los valores éticos de la cosmovisión indígena exige primero conocerla desde otras perspectivas, libres de prejuicios. Un ejemplo es el conuco.

    Explicó que el conuco indígena opera en ciclos largos y articulados. Se abre uno nuevo cada año, pero siempre hay conucos de distintas edades, lo que permite una rotación planificada de semillas y especies.

    El científico resaltó que uno de los aspectos más complejos en el conuco es el manejo del fuego. Borges relató que las quemas no son desorganizadas, sino parte de un proceso que permite reincorporar nutrientes al suelo mediante las cenizas.

    Para Borges, el conuco es prueba de una cultura con saberes milenarios que han sostenido la vida sin destruir la madre tierra. “No tienen artículos publicados en revistas científicas en inglés, pero hay un conocimiento profundo que está más que demostrado, porque tiene miles de años de existencia. En cambio, la civilización moderna, con todos sus conocimientos, tiene cientos de años y ya está acabando con el planeta”, recalcó.

    Ecología de saberes

    El investigador venezolano Pedro Borges indicó que uno de los desafíos centrales en el abordaje de la crisis ecológica es la imposición de la ciencia moderna como único sistema válido de conocimiento.

    Aunque admitió su utilidad para responder ciertas preguntas, declaró que no todos los problemas se resuelven desde la misma perspectiva. “Hay diferentes preguntas que se responden de diferentes maneras, y hay diferentes formas de enfocar los diferentes problemas”, apuntó.

    Aseveró que la visión dominante tiende a “validar” otros saberes solo si se ajustan a sus propios criterios, lo que perpetúa una jerarquía epistémica. “Si contamos con varios sistemas de saber, ¿por qué privilegiar uno por encima del otro? Lo que se busca es un verdadero diálogo de saberes —o, como prefiero llamarlo, una ecología de saberes—, semejante a un ecosistema donde todo se vincula y se transforma”, comentó.

    El ecólogo afirmó que un diálogo honesto entre saberes es imposible si las estructuras que conforman el saber científico son racistas. “Si son racistas es imposible, por supuesto”, dijo.

    Manifestó que el diálogo entre un científico occidental y un sabio yanomami, por ejemplo, no es sencillo, porque implica formas distintas de pensar, sentir y conocer.

    “Lo importante es que exista voluntad y respeto. Solo entonces podemos emprender un camino que, aunque no es fácil, resulta fructífero: puede ayudarnos a resolver los problemas reales que enfrentamos. Porque la ciencia moderna —a pesar de sus avances y logros— ha contribuido a la destrucción del planeta en apenas unos pocos siglos. Obviamente, hay mucho que aprender de otras formas de conocimiento, pero ese aprendizaje solo puede comenzar desde el respeto”, reflexionó Pedro Borges.

    Imaginarios del progreso y la soberanía alimentaria

    El científico caraqueño Pedro Borges denunció que uno de los obstáculos para recuperar los sistemas alimentarios autóctonos es el imaginario dominante del progreso, asociado a los modelos de consumo globalizados.

    “Es uno de esos imaginarios engañosos, yo diría que venenosos, porque el ‘progreso’ está en lo que vemos por televisión. Yo veo la última serie gringa y quiero lo que ahí se muestra, o sea, ahí está el progreso. Entonces, ‘sí, yo puedo comer arepa de yuca, pero eso es porque estoy en una crisis. Cuando yo pueda volver a comprar mi hamburguesa, me como mi hamburguesa’. Y esa es la forma en que nos tienen atrapados. Y fíjate que hay mucha falsedad en eso”, deliberó.

    Frente a esa visión, el ecólogo reivindicó los tubérculos como el ñame y la yuca, cultivados históricamente en Venezuela, y denunció su desprecio sistemático por parte del sistema capitalista.

    Criticó que el sistema agroindustrial privilegia la homogeneidad y la rentabilidad: una papa de tamaño estándar, cultivada masivamente con pesticidas, procesada en máquinas y convertida en papas fritas con exceso de sal.

    “Un conuco no es muy rentable desde el punto de vista de ganar dinero, pero nos puede mantener perfectamente felices y bien alimentados, y enfatizo lo de felices porque, además, el conuco indígena no es solo una forma de producción de alimentos, es un espacio de vida”, reafirmó.

    La Comuna como respuesta ecosistémica

    Pedro Borges sostuvo que la principal relevancia de la Comuna frente a la crisis ambiental global radica en su capacidad de generar comunidad vida. “Estoy en un territorio con un grupo de personas con el que comparto la vida. Hay necesidades y todos queremos que las necesidades colectivas sean satisfechas, no solo las mías”, apuntó.

    Concluyó que “la respuesta al problema ambiental comienza por generar comunidad: una comunidad en la que exista conexión con el territorio y preocupación por los otros seres humanos que allí habitan. Entonces, ¿qué es lo principal? Planificar en comunidad y orientarnos hacia la sustentabilidad, o sea, hacia formas de vida que no distorsionen, perturben ni destruyan los sistemas que permiten la vida”.

  • Comunas de Falcón postulan estudiantes a los Programas Nacionales de Formación de la Unacom

    Comunas de Falcón postulan estudiantes a los Programas Nacionales de Formación de la Unacom

    Falcón, 10 de octubre de 2025. En el marco del despliegue territorial de la Universidad Nacional de las Comunas (Unacom), este viernes se realizaron en el estado Falcón las asambleas de postulación de estudiantes a los Programas Nacionales de Formación (PNF) que ofrece esta casa de estudios. Las actividades tuvieron lugar en dos territorios comunales: la Comuna Socialista Simón Bolívar, ubicada en el municipio Urumaco, y el Circuito Comunal Carabobo 200, en el municipio Miranda.

    En la actividad realizada en la Comuna Socialista Simón Bolívar se contó con la participación de los postulados y postuladas a los PNF, así como de voceros comunales, formadores, formadoras, comuneros, comuneras, el rector de la Unacom, Jorge Arreaza, y demás representantes de esta casa de formación.

    “Yo siempre les repito a nuestros comuneros y comuneras: tuve la oportunidad de conocer parte del mundo, fui Canciller durante cuatro años, y esto que ustedes están haciendo aquí no ocurre ni parecido en ninguna parte del mundo. Esto solo ocurre aquí en Venezuela”, expresó Jorge Arreaza, rector de la Unacom, durante su intervención en la asamblea de postulación en Urumaco.

    Arreaza reivindicó el legado de Hugo Chávez como clave del modelo educativo territorial. “Con la Misión Sucre, el comandante Chávez llevó la universidad al municipio. Ahora, con la Universidad Nacional de las Comunas, el pueblo y el presidente Maduro están llevando la universidad a la casa, a la comunidad, a la Comuna. Ustedes aquí han hecho un proceso extraordinario, desde su Agenda Concreta de Acción”, dijo.

    El Rector insistió en que la planificación nacional solo adquiere sentido si parte de las necesidades reales del pueblo. “No tendría ningún sentido tener un plan de la patria nacional si no tenemos un plan en la comunidad. Es la única manera de saber los verdaderos problemas del pueblo: preguntándole al pueblo”, señaló.

    Finalmente, Arreaza enfatizó que el poder político y los recursos materiales deben estar acompañados por el conocimiento. “Puede haber un Presidente, un Gobernador, una Alcaldesa, pero si no hay Consejo Comunal, si no hay Comuna, no hay poder en el territorio. Si no tienen conocimiento, si no tienen las herramientas que les permitan resolver sus problemas, estaríamos mal utilizando el poder. Por eso el presidente Maduro me dio esta responsabilidad: ser Rector de la Unacom y que garantizara que esta universidad esté en todas las Comunas de Venezuela, formando ingenieros, ingenieras”, declaró.

    El profesor Emil Roque, de la Comuna Socialista Simón Bolívar, explicó que se han realizado asambleas con nueve consejos comunales, y que el trabajo continúa para garantizar que la información llegue a todos los sectores. “Todavía vamos a continuar porque estoy seguro de que hay personas a las que no les ha llegado la información, pero voy a ir hasta allá para que esa información llegue”, afirmó.

    Expuso que uno de los temas centrales identificados en el Mapa de Conocimiento ha sido el acceso al agua, considerado como una lucha histórica de la comunidad. “Tenemos nuestro propio sistema hídrico, necesitamos fortalecerlo”, señaló. A partir de este diagnóstico, comentó que surgió la propuesta de investigación sobre redes de agua subterránea en el territorio, lo cual fundamenta la postulación al Programa Nacional de Formación en Ingeniería en Aguas, una de las ofertas propias de la Unacom.

    El profesor destacó que las necesidades en infraestructura, educación y deporte han sido recogidas como ejes formativos. “Tenemos personas que pueden desarrollar estas temáticas dentro de la comunidad, ingenieros civiles que nos van a ayudar a fortalecer esta área de conocimiento”, indicó. En este sentido, propuso en el territorio recuperar saberes ancestrales como la construcción con adobe, integrándolos en procesos educativos. “Aquí tenemos casas que han durado 100 años…, ¿por qué no volver a aplicar ese método en nuestras instituciones?”, reflexionó.

    Misser Gómez, postulada en la asamblea de la Comuna Socialista Simón Bolívar, expresó el significado que tiene para ella y su comunidad la llegada de la Unacom al territorio. “Tenemos muchas expectativas positivas, sabiendo que esta universidad que está llegando, esta bendición que está llegando a las comunidades es para traer el conocimiento, el conocimiento que abre esperanza, el conocimiento que abre frontera, el conocimiento que abre la vida en las comunidades”, afirmó.

    Pedro Gutiérrez, joven de 17 años, egresado del liceo en la Comuna Ramón Marcelino Rivero González y actualmente estudiante de ingeniería civil en Urumaco, expresó su compromiso con la educación territorial al postularse al Programa Nacional de Formación en Ingeniería en Electricidad. “Confío en la Universidad Nacional de las Comunas porque tengo la visión de que es una vía a la territorialización de la educación universitaria”, expuso.

    Circuito Comunal Carabobo 200

    Durante la asamblea de postulación en el Circuito Comuna Carabobo 200, el rector de la Universidad Nacional de las Comunas (Unacom), Jorge Arreaza, envió una salutación por el avance organizativo de ese territorio. “Saludos, queridas comuneras, queridos comuneros de la Comuna Carabobo 200. Ya son Comunas, ya van en ese camino irreversible”, expresó.

    Arreaza destacó que la oferta académica de la Unacom responde directamente a las necesidades identificadas en la Agenda Concreta de Acción de cada Comuna.

    “Ustedes están haciendo las cosas de manera coherente; están construyendo, a partir de su planificación comunal, su mapa de conocimientos, identificando —desde los nudos críticos de su Agenda Concreta de Acción— las necesidades de formación que tienen. Y, bueno, están derivando los programas de formación, de los 19 que tiene nuestra Universidad Nacional de las Comunas, y ustedes van a elegir las áreas que necesitan. Ahí se van a postular esos compatriotas, de cualquier edad, para que puedan desarrollar sus estudios, su investigación y, sobre todo, ser útiles a su comuna”, expresó Arreaza, en un mensaje a los pobladores y las pobladoras del Circuito Comunal Carabobo 200.

    El Rector informó que el proceso formativo contempla la elaboración de autobiografías y portafolios, para conocer los saberes previos de cada postulante. “Probablemente un compañero o una compañera que sea ya experto en alguna área, aunque no tenga título, se le acredita en sus saberes y puede sacar su carrera en mucho menor tiempo”, indicó.

    Arreaza reafirmó que la universidad está abierta a todas las edades: “Recuerden que cualquier edad es bienvenida en la Unacom, en el proceso introductorio”.

    Definió a la Unacom como una comunidad de conocimiento donde todos aprenden de todos. “Son bienvenidos no solo el formador, la formadora y los estudiantes, sino los profesores que se quieren incorporar, los sabedores, los maestros-pueblos, las maestras-pueblos”, afirmó.

    Para concluir, Arreaza celebró que los estudiantes del Circuito Comunal Carabobo 200 se integren formalmente a la universidad: “Van a pasar a ser ya formalmente parte de la universidad, pero estudiando en una carrera que es escogida por su Comuna, y es la Comuna la única autoridad en la universidad que les está dando a ustedes la oportunidad de estudiar”.

    En este link puede cargar Mapa de Conocimiento, Acta de Compromiso y postulados a la Unacom por Comuna: https://gobiernocomunal.planpatria.gob.ve